Tres años después del estreno de la primera parte de la exitosa adaptación del primer libro de la saga Dune, escrito por Frank Herbert, llega esta segunda parte, donde se continúa la historia de Paul Atreides, y su camino a convertirse en el mesías. No te pierdas nuestra reseña de Dune: Parte Dos.
Las adaptaciones al cine de libros, no solo famosos sino, fundacionales suelen considerarse una apuesta arriesgada. Sin embargo, el director canadiense Denis Villeneuve encontró una forma adecuada y eficiente de contarla en la pantalla al dividir y agilizar la historia de un libro tan lleno y detallado como lo es Dune. Aunque esto sucede a costa de los elementos, personajes y tramas más esotéricas y representativas de la saga.
Reseña de Dune: Parte dos
Dune: Parte Dos comienza justo donde la primera película termina: Paul (Timothée Chalamet, esta vez, menos estoico) habiendo escapado junto con su madre Lady Jessica, la bruja Bene Gesserit, de manos de los villanos Harkonnen, se unen a los pobladores originales de Arrakis, los Fremen, para liberar el planeta y vengar el asesinato de su padre. Esta misión le enseñará a Paul a convertirse en el líder y mesías de todo un planeta, en la conclusión de un plan que lleva miles de años en movimiento. Apoyado de Chani (una ligeramente desafortunada Zendaya), Paul tendrá que decidir la verdadera razón de su pelea, ya sea entre el amor, su destino o la obligación que siente hacia su familia y su herencia.
Si bien en la superficie la película tiene un acabado que parece alienar al espectador casual, nada podría estar más alejado de la realidad: el tratamiento que Villeneuve le da a la historia y al mundo de Dune, termina por sentirse más familiar de lo que cualquiera sospecharía. La reducción de varias de sus partes a lo más elemental permite que la historia fluya con sencillez y sea difícil perder el hilo de la historia. Incluso cuando entran y salen (a veces en cuestión de minutos) personajes vistos por primera vez en esta película.
De esta manera, a Rebecca Ferguson, Josh Brolin, y Javier Bardem se le suman, por periodos lamentablemente cortos de tiempo, Austin Butler, Florence Pugh, Christopher Walken, y Léa Seydoux. Esto, para hacer un ensamble dónde no todos resaltan como la historia sugiere (caso particular el de Anya Taylor-Joy, cuya aparición funciona más como avance de la siguiente entrega que como personaje en ésta).
Una adaptación desafortunada
De igual forma, los elementos más peculiares del libro quedan, la mayoría del tiempo, relegados a un segundo plano o a punto de ser hechos a un lado. Por ello la película corre el riesgo de perder la poca identidad que tiene y quede por debajo de las imágenes y ambiciones que sagas como El señor de los anillos se propusieron y alcanzaron.
A pesar de que la segunda parte representa una mejoría sobre la primera parte, la falta en el nivel de detalle hace que la historia, los lugares, los personajes e interacciones se sientan superficiales e incluso estériles. Fuera de las imágenes oníricas e inducidas, apropiadamente, por drogas, poco es el impacto visual que mantiene la película o que la distingan dentro de un mar de blockbusteres de gran espectáculo.
Sin embargo, esto no es decir que la película no sea buena: la creación de planos espectaculares que enfatizan la escala y consecuencias planetarias, literal y metafóricamente, de las acciones y decisiones de nuestros protagonistas, y la constante búsqueda por el siguiente gran momento, permiten que Dune: Parte Dos se mantenga entretenida y emocionante, aún si diluye los aspectos tecnológicos y morales más complicados de la novela en favor de la construcción de una épica con buenos y malos más claros, pero un mensaje menos definido. Donde en el libro existe una cuestión ética sobre la naturaleza de los líderes, en la película este aspecto aparece como secundario a la confrontación que Paul tiene con Chani: al haber hecho la película más accesible, esta ha perdido, paradójicamente, su universalidad.
La trilogía del Mesías
La omisión de ciertos personajes y líneas argumentales, así como el cambio de motivación en otros, son la consecuencia lógica del proceso de adaptación y, si bien Villeneuve logra equilibrar de forma adecuada los elementos visuales y narrativos de la historia, no puede evitar sentirse que existen preguntas a las cuales no obtendremos respuesta en esta, hasta el momento planeada, trilogía de películas (trilogía que adaptará, de concretarse, el primero y segundo libros de la saga).
Así, Dune: Parte Dos sufre y se beneficia por sentirse inconclusa: el camino de Paul no ha terminado, y mientras que es emocionante imaginar cómo continuará este (después de que los cambios en la película dejan el escenario un tanto distinto a como concluye originalmente el libro), será necesario encontrar una mejor manera de trasladar los elementos más extraños y complejos de las novelas y su universo, si no se quiere caer en una historia básica, y sin identidad, del bien contra el mal.
Texto escrito por Azael Cos