Eo de Jerzy Skolimowski es uno de los filmes que está conteniendo en los Oscars a mejor película Internacional y que en su camino por Cannes ganó el premio del jurado, así como mejor banda sonora pero, ¿Qué tiene esta cinta polaca-italiana que ha cautivado a las audiencias en diferentes partes del mundo? Acompañados a descubrirlo, distribuida por Cine Caníbal, Eo se estrena hoy jueves 9 de marzo en salas.
Eo con sólo 88 minutos de duración es una trágica historia sobre un burrito que trabaja en el circo, con su compañera de espectáculo y cuidadora Casandra (Sandra Drzymalska). Hasta que, un día, debido a una protesta por los derechos de los animales, se llevan a Eo y lo separan de Casandra. Ahí inicia el viaje que llevará a nuestro protagonista a lugares tan dispares como un partido de futbol, una zona de caza, una escena del crimen y una fiesta.
Sensación y sensibilidad en EO
Uno de los puntos fuertes e innovadores de la película es como nos hace sentir cercanos a Eo. Él es un burro no antropomorfo. No habla, no tiene expresiones fácilmente entendibles (como en el caso de un perro o un gato). Sin embargo, nos adentramos a las sensaciones que este experimenta a través de el sonido y la fotografía. La cámara está colocada en ocasiones a la altura de Eo y otras hace uso de una cámara subjetiva, un POV del burrito pues. Esto, junto con los lentes con aberración que emplean—con una profundidad de campo mínima—otorgan un aspecto enrarecido a las imágenes, adentrándonos en la sensibilidad de Eo. De la misma forma pasa con el sonido, la música y los ruidos exteriores se desdibujan cuando son percibidos por Eo.
De igual manera, los recuerdos del animal están completamente insertados en lo sensorial. En una primeridad deliciosa donde podemos nosotros también sentir la caricia de su cuidadora, el calor del fuego, el viento en el pelaje. No hay necesidad de voz en off, ni de explicar las emociones de Eo. Nosotros, como espectadores rellenamos estos espacios con intuición y las poderosas imágenes. Para lograr este cometido, la cinta emplea uno de los recursos más clásicos y potentes del cine: el montaje. En una escena vemos a Eo mirando por la ventana mientras está viajando, corte a unos caballos bellísimos galopando por la llanura, volvemos a la carita de Eo. No han dicho nada, no ha movido un pelo, pero nosotros entendemos su anhelo por la libertad. Para ahondar en este tema, busquen efecto Kuleshov.
La ternura y la crueldad
Los seres humanos somos animales singulares, capaces de transformar el mundo y la naturaleza, así como de aniquilarla. En su viaje, Eo descubre ambos lados del rostro humano. Uno luminoso y gentil, donde las personas lo tocan con amor y paciencia. Donde el contacto de los humanos y los animales resulta en algo benéfico para ambas partes. Uno que nos hace sentir que no hay amor más puro que la de una chica y su burrito.
A la par, nos muestra el otro lado, donde la crueldad y lo abyecto lo cubren todo. La violencia no sólo recae en la figura del burrito, si no también es testigo de crueldades a otros animales. En la película aparecen la muerte de lobos, la muerte (o deberíamos decir, asesinato) de zorros por su piel, al final, un matadero. Los animales (y la naturaleza en general) son mostrados de forma majestuosa, pero, al mismo tiempo, somos asistentes de las diferentes formas de explotación que hemos creado. Animales para entretenimiento, para trabajo, para vestir, para comer.
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¿Los burros ven el color rojo?
En realidad, los burros sólo pueden ver una gama de color del verde al azul con claridad. El extensivo uso del color rojo en Eo nos ayuda a entender su espacio mental llevándonos a un lugar más primigenio: rojo es peligro, rojo es alerta, rojo es exaltación. Ya sea en la secuencia donde un dron sobrevuela un bosque, los extreme close up o las luces estroboscópicas color rojo con las que abre la secuencia inicial. Todo ello es para abrir nuestra percepción a diferentes posibilidades, a destentarnos, justo como debe sentirse Eo en un mundo no construido para él.
La crítica que hace Eo de Jerzy Skolimowski a los seres humanos es brutal. Ya que, si bien nos muestran a estos animales en toda su animalidad los dota de emociones y sensaciones que a pesar de ser otro y de operar bajo otras lógicas. También viven, sienten, sufren y disfrutan. Nos invita a recordar que, finalmente, todos estamos vivos.