No es nada extraño ni mucho menos nada nuevo que los sismos generen tanto temor y angustia entre los mexicanos; prácticamente, miles de mexicanos han crecido con ellos desde pequeños, por lo que la reacción cuando la tierra comienza a moverse, continúa estando más latente que nunca. En ese instante, la angustia aparece, la incertidumbre es total, y buscamos salir de nuestros edificios para protegernos, cuando realmente lo natural debería ser que buscáramos entrar en ellos para tener refugio. ¿Se tratará de algo relacionado con la magnitud, la intensidad o el epicentro? Teniendo miles de preguntas, poca precisión y confundiendo los significados de las palabras, cada 19 de septiembre ya NO es un día normal en México, sino un grito de pánico, catástrofe, conciencia y, sobre todo, UNIDAD MEXICANA. 🙏🏼🇲🇽
TRES TEMBLORES HAN SACUDIDO A NUESTRO PAÍS UN 19 DE SEPTIEMBRE: En 1985, en el 2017 y en el 2022. Hoy, 19 de septiembre del 2023, es momento de conmemorar una de las tragedias que más ha penetrado en el espíritu de los habitantes de la emblemática Ciudad de México, tragedia que nos ha marcado 38, 6, y 1 año después. Los sismos del 19 de septiembre de 1985, 2017 y 2022 pusieron a prueba nuestra entereza como ciudad y como mexicanos, ¡y nos han marcado para muchas generaciones en el futuro!
Las heridas siguen abiertas a 38, 6 y 1 año de los sismos del 19 de septiembre de 1985, 2017 y 2022. Estas catástrofes, sin duda, cambiaron por completo el rostro de nuestro país. En 1985, cerca de las 7:17 am, la tierra mexicana se estremeció con un terremoto de 8.1 grados. El saldo extraoficial, ¡habla de casi 40,000 víctimas!
Y, ¿quién iba a pensar que iba a ocurrir algo sorprendente 32 años después? Justamente, otro 19 de septiembre, pero del 2017, otro movimiento de la tierra, que ocurrió aproximadamente a la 1:14 pm, estremeció a la capital con fuerza 7.1, y puso a prueba la resistencia y la unidad de la población mexicana, con un saldo de 46 estructuras colapsadas en la Ciudad de México, y en las que fallecieron 219 personas, con al menos otros 150 decesos en el Estado de México, Morelos, Puebla, Oaxaca y Chiapas.
Después, sucedió otra sorpresa. 5 años después, el 19 de septiembre del 2022, volvió a temblar en el país; un nuevo susto hizo que la ciudadanía abandonara sus casas para resguardarse en las calles debido a aquel nuevo temblor de 7.7 grados en escala de Richter. Curiosamente, este movimiento también ocurrió momentos después de que se realizaron los simulacros y ejercicios de prevención, situación que despertó el pánico entre los pobladores.
En esta ocasión, el epicentro ocurrió en el municipio de Coalcomán, Michoacán, afectando a Jalisco, Colima, Ciudad de México, Nayarit, Morelos, Estado de México, Guerrero y Aguascalientes.
Si bien, la cultura de la prevención y los simulacros ha incrementado de manera exponencial, el sonido de la alerta sísmica y la posibilidad de que los edificios puedan caer mantienen la incertidumbre entre toda la población mexicanas, quienes, aún, pasamos con mucha tensión todos los días del mes de septiembre.
Los minutos seguidos del terremoto nos llenaron de angustia, temor y desesperación; nada nos pudo haber preparado para este suceso…
Realmente, la probabilidad de que esto se repita el día de hoy o los futuros 19’s de septiembre de los próximos años, por supuesto que existe, indudablemente, aunque ésta sea muy baja. Al final, siempre dirigimos nuestra mirada hacia el edificio del que salimos huyendo para darnos cuenta de que, la mayoría de las veces, aún sigue en pie, firme, estable y sin ningún daño que impida que volvamos a él para continuar con nuestra vida. Sin embargo, la experiencia nos ha dicho que no siempre sucede así, y por eso, desafortunadamente, seguiremos sintiendo ese temor y ciertas dudas sobre la seguridad que nos aportan los edificios que habitamos, pues, al parecer, estos sismos del 19 de septiembre nos han dejado heridas profundas que jamás podrán sanarse, heridas como grietas de las paredes a punto de colapsar.
En efecto, claro que los edificios se pueden dañar, y en casos extremos, hasta pueden caerse: esta fue una enseñanza que el sismo del 19 de septiembre de 1985 nos dejó hace 38 años, y nuestra memoria colectiva nos lo recuerda cada vez que la tierra tiembla otra vez, y claro, es un recordatorio muy doloroso, ya que nos confronta con nuestras debilidades, a la vez de que reaccionamos contradictoriamente, pues señalamos por igual a las autoridades que a ingenieros y arquitectos, pero a la vez, buscamos su apoyo y acompañamiento a través del auxilio que ofrecen las acciones del gobierno y sociedad civil; todo esto, en medio de una incertidumbre que, nuevamente, no sabemos cómo aminorar, y sería mejor dejar las críticas y prejuicios a un lado y mejor pensar en unirnos para que el número de víctimas sea CERO.
Por eso y más, es importante conmemorar lo que vivimos hace 38 años sin la dosis de angustia que graban en nuestra memoria y en nuestro corazón las catástrofes que la misma naturaleza nos hace. La conmemoración debe servir, más bien, como catarsis y como una toma de conciencia; es una oportunidad para recordar a los seres queridos que perdimos en esas tragedias, para darle sentido a su pérdida y madurar nuestro dolor, para prepararnos mejor a vivir el siguiente sismo con mayor entereza, fuerza y valentía, y tratar de que esas heridas, aunque nunca puedan cerrarse, al menos ya no lastimen tanto.
Sí, el sismo de 1985 generó muchos cambios en la sociedad mexicana, dio origen a transformaciones importantes y a una evolución en lo social, lo político, lo financiero y, por supuesto, en lo científico y tecnológico. En cuanto al conocimiento científico sobre el comportamiento de los edificios durante un sismo, se ha desarrollado de manera importante, con teorías y técnicas empleadas por los ingenieros que, con el tiempo, han elaborado materiales de construcción que se han transformado en términos de calidad, costo y accesibilidad, junto con la correcta planificación y diseño de los proyectos de ingeniería que ya no solamente se ocupan de salvaguardar la vida de las personas, ¡sino también de prevalecer sin ningún peligro de colapsarse!
Sin embargo, no todo el trabajo se ha terminado, pues aún falta camino por recorrer antes de pensar que estamos 100% listos para el siguiente sismo importante que puede afectar de sobremanera a nuestra ciudad. Sólo, pongámonos a pensar… realmente, aún NO estamos preparados para una emergencia o un cambio abrupto, y subestimamos un simulacro y no comprendemos la importancia de lo que nos enseñan en la niñez : “No corro, no grito y no empujo.”
La prevención de desastres no sólo depende de lo que la ciencia y la tecnología puedan aportar, sino que también necesita de una evolución social que converja en una ciudadanía mejor informada y participativa. De la misma manera que, por ejemplo, cada vez nos informamos mejor sobre el contenido de los alimentos que consumimos, también podríamos hacerlo sobre las características de seguridad estructural de los edificios que habitamos, las cuales, además, variarán en función del mantenimiento y uso que se le dé al inmueble. ¡Busquemos siempre asesoría de un profesional por la seguridad estructural!
Y es que, después de la catástrofe por el segundo sismo del 19 de septiembre del 2017, vaya que quedaron fuertes lecciones encaminadas a prevenir y mitigar los daños de eventos futuros de esta índole. Está claro que NO es posible manipular los desastres naturales y que nuestro país es vulnerable a ellos por su ubicación geográfica; sin embargo, lo que sí se ha demostrado, ¡ES QUE SIEMPRE PODEMOS PREPARARNOS MUCHO MÁS Y MUCHO MEJOR!
En estos terremotos, nos reconocimos como hermanos, salimos a apoyarnos, a buscar de qué manera salir adelante entre todos, usando nuestros talentos y demostrando que el peor enemigo de un mexicano, ¡NO es otro mexicano!
Afortunadamente, la sociedad mexicana está llena de buenos ingenieros a los que se les puede consultar y pedir consejo, pues ellos también son parte integral de nuestra sociedad. La información certera para la sociedad siempre será un buen negocio para todos.
Finalmente, concluiré esta crónica reflexiva con lo siguiente: el 19 de septiembre es un día que ha tenido un impacto en el ámbito social, económico y educativo en todo México. En la misma medida, nos dejó en evidencia grandes carencias en cuanto a la prevención y gestión de desastres, tanto en los entes gubernamentales, como en los diferentes sectores, entre los que destaca el de la educación y las industrias.
No obstante, hay algo positivo tras esta circunstancia, y se trata de todas las LECCIONES APRENDIDAS, como que se han fortalecido leyes y normas en materia de prevención, ha habido mayor conciencia gubernamental y civil sobre la importancia de la preparación ante desastres naturales, y se ha destacado la importancia de invertir en tecnología para prevenir y atender este tipo de eventos.
Actualmente, estamos redefiniendo objetivos y diseñando las estrategias adecuadas para seguir aportando y comenzar a construir un mejor México. 🇲🇽 Como ciudadanos mexicanos, debemos sumarnos a todas las iniciativas que construyan hacia un cambio, ser más exigentes con nuestros dirigentes, empujar más duro y hacia adelante, ¡y estar más comprometidos y más mexicanos que nunca!
Sin duda, una fecha como el 19 de septiembre nos ha mostrado de lo que estamos hechos los mexicanos. Es en los edificios derrumbados y cuarteados en donde hemos descubierto fallas en nuestro sistema y fallas en nuestra sociedad, y en las calles observamos la iniciativa y el poder de la comunidad por recobrar el entorno; ese es el mejor rostro de los mexicanos, uno con el que las personas con las que te cruzas en la calle, estarían dispuestos a ayudarte.
Entre edificios caídos, centros de acopio improvisados, decenas de proyectos e iniciativas que florecieron para ayudar a los afectados, con cientos de personas en las calles ayudando, brigadas de expertos resolviendo problemas y con personas heridas e ilesas, pero unidas, aquellos tres días, en nuestro país, ALGO DESPERTÓ…
Sí, en México despertamos un 19 de septiembre de 1985, un 19 de septiembre del 2017 y un 19 de septiembre del 2022… 🙏🏼🇲🇽
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