Minotauro de Nicolás Pereda es una película de 53 minutos, filmada en digital y estrenada en el 2015. En ella actúan Lázaro Gabino, Luisa Pardo y Francisco Barreiro, colaboradores recurrentes en su cine (ellos tres protagonizan su último Largometraje, Fauna). La cinta nos muestra a los tres adultos coexistiendo en un departamento, los vemos comer, leer y sobre todo dormir. También, los vemos interactuar con dos empleadas domésticas y una niña, presumiblemente hija de una de las trabajadoras.
Vemos las relaciones entre Lázaro, Luisa y Paco –los personajes tienen los mismos nombres que los actores— las cuales son tenues, pero se intuye un desdibujado triángulo amoroso, en el cual Lázaro y Luisa leen en voz alta fragmentos de novelas que hablan de encuentros fortuitos entre personas que se gustan y repelen. Poco a poco el filme se va tornando más enrarecido conforme ellos van cayendo en un sueño más aplastante, casi comatoso y las empleadas los cuidan como si fueran enfermos.
Atmósfera y Luz en Minotauro
Haciendo uso de planos abiertos y encuadres estáticos, el director nos centra en la atmósfera somnolienta que rodea a los personajes (aunque más que personajes, son cuerpos) Estos cuerpos con recortados y bellamente fotografiados por la cinefotógrafa María Secco (Te prometo anarquía, La libertad del diablo). Los espacios, donde la luz natural prima otorgando textura y volumen a las superficies, se sienten suspendidos en el tiempo, como si fuera perpetuamente una tarde de siesta.
La dirección es interesante, desafiante en su simplicidad. Nicolás Pereda es reconocido por su forma de trabajar con los actores, que recae más una puesta en escena e intertextualidad que en una representación de emociones. Asimismo, su puesta en cámara le ha valido la ligazón al movimiento slow cinema, al cual pertenecen otros directores como Tsai Ming-liang o Andréi Tarkovski.
Cuando un sistema se queda estático es el preludio de la caída
Es imposible ignorar la forma en la que los personajes viven, su departamento es encantador, viejo, amplio, con grandes ventanas y muchos libros. Sin duda, el de un artista, un bohemio, un intelectual; sin grandes lujos pero con bonitas vistas y detalles arquitectónicos. Vemos como ellos tienen todo el tiempo libre para deambular en pijama, leer y dormir. Ninguno de los tres parece tener un empleo ni estar preocupado por el dinero (prueba de ello es la secuencia inicial) Esto en contraste con las empleadas domésticas, quienes los mantienen en cama ya que sean vuelto incapaces de moverse.
No pasa desapercibido la velada crítica social hacia la burguesía intelectual, que entre tanto deambular sin ocupación termina perdiendo toda agencia y toda potencia de cambio; sólo siendo capaz de seguir la inercia de su propia comodidad, incluso a costa de su vivacidad y dignidad. Casi intercambiando su facultad de incidencia por la sobrevivencia de su clase.
Al final nos quedamos con una sensación desconcertante ¿Qué vi? ¿Sentí algo? La puesta en cámara nos destienta y quizás al principio nos aburre, pero una fuerza nos obliga a seguir mirando el montaje interno que nos propone—quizás la de la belleza misma—finalmente uno decide abandonar la idea de identificación con los cuerpos, para simplemente entregarse, dejarse llevar por lo que ve pantalla. Tratando no de elucubrar (aunque sea casi imposible) si no simplemente de observar con una nueva curiosidad. Cuando nuestro marco de referencia se agota, es como ver el cine de nuevo, por primera vez.
Minotauro de Nicolás Pereda esta disponible en el sistema de streaming mubi, así como en vimeo.